El encargado de la pequeña escuela me pidió que llegara a las ocho en punto de la mañana, como buen Cruceño llegué media hora antes, tiempo que lo utilicé para dar unas vueltas por los alrededores de la comunidad, no pude evitar ver las caras de las personas que salían de sus casas para ver al extraño joven que paseaba por sus calles. llegué a escuchar una frase de una joven que dijo ¿y quién es ese?, al escuchar eso no pude evitar sonreír, pero unos minutos después un niños con una miranda inocente me quito la alegría para convertirla en confunción. -Buenos días señor, dijo el niño -Buenos días le respondí, es que hacia mucho tiempo que no escuchaba el Buenos días, en la ciudad me levanto bien temprano para ir a la universidad, tomo el transporte público y veo a los demás pasajeros con los auriculares puesto en el odio, y con la mente en otro mundo, pero no hay ese buenos días, los capitalinos estamos preocupados pensando en las actividades pendiente que nos olvidamos de saludar a un desconocido. Sin embargo en la comunidad los padres les enseñan a sus hijos que hay que saludar a todas las personas, por mas que no la conozcan. Valores que en la ciudad ya no existe.
Niños llegando a la escuela.
El niño que me saludo, se subió al arco de la cancha a esperar que abrieran la escuela, mientras yo seguía meditando en ese Buenos días que me dejo aturdido, minutos después, niños de diferentes partes fueron llegando a la escuela.
Los niños se divierten mientras esperan al profesor.
Hay niños que caminan mas de 3 km, para llegar a la escuela.
El peligro constante en lo que están estos niños, no hay mucho control de los padres.
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